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Capitulo 3: La mujer de oro y su abeja /Uriel Rodz.

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Recuerdo la primera vez que vi a la mujer de oro. Era una mañana cualquiera, de esas que para el resto del mundo solo pasan sin dejar huella. Pero para mí, esa mañana se volvió eterna. El viento de ese día parecía estar susurrando su llegada, y cuando cruzó la puerta del salón, algo dentro de mí se quebró… o tal vez se encendió. Su cabello largo, ligeramente ondulado, se movía como si supiera que era observado. Sus labios, gruesos y firmes, parecían guardar silencios antiguos, misterios aún no nombrados. Tenía una altura que desafiaba el promedio, y unos lentes que le daban un aire de sabiduría precoz. Su mirada no era solo profunda: era una grieta hacia un universo íntimo. Recuerdo que, sin razón lógica, en mi cabeza sonó “Impacto” de Enjambre . Era como si alguien hubiera empalmado su llegada con una banda sonora escrita solo para mí. Por ella comencé a escuchar a Enjambre. Sus canciones se volvieron parte de mi biografía emocional. Era como si cada nota hablara de nosotros, ...

Capítulo 2: Una niña llamada Ángel/ Uriel Rodz.

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Capítulo 2: Una niña llamada Ángel No sé cómo describir a Ángel… es, quizá, una de las almas más extrañas que he cruzado en esta vida —al menos hasta ahora. El Navegante, ya adulto, con sus veintitrés años a cuestas y el corazón cosido con hilos de incienso y errores, se encontraba una tarde tocando la guitarra junto a Sensei, un viejo amigo de acordes y nostalgias. Estaban en un parque cercano a un panteón, ese lugar donde los vivos le cantan a los muertos, o viceversa. Afuera, el aire parecía estar impregnado de muerte; quizá por eso nadie salía. Pero él ya no podía quedarse encerrado más tiempo. Necesitaba hablar con alguien, aunque fuera con una sola voz que no fuera la suya. La rutina se le había vuelto una jaula. El recuerdo de la Mujer de Oro aún quemaba su pecho con heridas dulces, cicatrices que olían a rosas marchitas y secretos no dichos. Aquella experiencia lo había marcado como fuego en madera, como si su piel aún susurrara su nombre al viento. Ese día, e...

Capitulo 1: El navegante imagina. Uriel Rodz.

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Cap. 1 — El navegante imagina Cuando el navegante de planetas tenía apenas unos ocho años, recuerda que siempre le llamó la atención la música, como si en otra vida hubiera sido un músico reconocido, o algo parecido. La primera vez que imaginó vivir esa experiencia fue a esa edad, y ocurrió en la madrugada, ese momento del día donde —dicen— los sueños están despiertos. Esa noche no podía dormir. Giraba de un lado a otro, inquieto. En el fondo, quizá no quería dormir, porque desde lejos, muy tenue, se escuchaba música. Resulta que justo enfrente de su casa había un bar muy famoso en aquel entonces. Quién diría que años después, ese tipo de lugares se volvería su hábitat natural. El navegante de planetas, sin saberlo, ya empezaba a encontrar su rumbo. Cuando una canción se le quedaba pegada en la cabeza, no podía dejar de repetir el coro. Era como si fuera una abeja, pero de esas que no duelen al picar —al contrario, se sienten bonitas. Así que ese pequeño navegante, en lugar de seguir i...

NO FUISTE DE ETERNIDADES (Uriel Rodz) poesía.

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no fuiste de eternidades, tú fuiste de momentos. Aun así, gracias por tanto, por encender algo que se había apagado desde hace mucho tiempo. Qué suspiro tan inesperado, qué momento tan sorpresivo ese que cambió mi vida cuando entraste en ella. Todas las canciones parecen hablar de ti. Es en ese momento cuando imagino, es en ese momento cuando sueño despierto, cuando pienso en lo que harás, cuando pienso y siento tu silencio. El amor llevaba tu nombre... que por primera vez no te llamaré Madelin. A veces me visitas en la noche, en la oscuridad, en la soledad. A veces te pienso en mi casa, en el parque, en el consultorio. ¿Tú también tropiezas de vez en cuando con recuerdos? ¿También te preguntas cosas extrañas? No quiero que alguien pronuncie tu nombre sin saber realmente lo que significa. Nunca fuiste eternamente, fuiste momentáneamente

ME DOLÍAS BONITO... SIEMPRE BONITO (Uriel Rodz) poesía.

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  ME DOLÍAS BONITO... SIEMPRE BONITO Eras extraña como un eclipse que en su timidez se esconde del sol, que apareces y desapareces prometiendo un efímero retorno. No solo eras extraña, también tu sentido del humor te delataba, pero era algo que solo yo entendía. Y a pesar de los miles de kilómetros de distancia, te sentí tan cerca de mí que incluso podía escuchar tus latidos de amor y ansiedad. Eras el epítome de las nutrias, tan cerca pero tan lejos como una galaxia. Yo aprendía y desaprendía de ti. Qué bonito me dolías, qué bonitos tus mensajes que dolían... pero bonito, qué bonito te perdías por horas, qué bonito tu razonamiento de la vida, qué bonito tu traje de sirvienta en el espejo. Tenías fetiches raros, de esos que uno no confiesa, pero que en ti eran poesía. En ti se veían versos extraños, de esos que nadie admite escribir: raros, llamados extraños. Tu acento era música para mi corazón, que con un paro cardíaco me decías una y otra vez que la lo...

"Madelin se desconectó de la red…"

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Te acostumbras tanto a una persona que, después de un tiempo, ya no puedes vivir sin ella. Las personas no satisfacen tus necesidades de afecto, amor o compañía; por el contrario, las crean. Porque antes de saber siquiera que ella existía en este mundo, no la necesitaba, pero ahora ya no puedo vivir sin que un día no aparezca en mi mente; no puedo vivir sin esos ojos enormes, sin esa sonrisa sacada de un comercial de TV. Me es imposible tan siquiera pensarlo por un instante. En realidad, no fue difícil encontrarnos, gracias a las redes sociales donde subes tus fotos, videos y textos. Donde la mayoría aparenta ser lo que no es, pero desearía serlo, nada es complicado. Y es que hablar por mensaje, a pesar de los miles de kilómetros que te pueden separar de una persona, es algo tan sencillo que cuesta trabajo creerlo. Pero es la realidad. Si alguien me hubiera dicho que conocería al amor de mi vida en redes sociales, no le habría creído del todo, porque solía pensar que no se le podía lla...

tulipanes /cuento/ lo que quieras de mi

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Todas las noches me la paso llorando por él. Es que, si todo marchaba tan bien, ¿por qué se acabó? Bien me lo decían todas mis amigas: que él no me valoraría. Pero eso no quita todo lo que siento por él. Alguna vez escuché que, para superar a alguien, lo lograrás restando la mitad del tiempo que estuviste con esa persona. Espero que eso no sea cierto, pues, de ser así, solo me faltarían unos cuatro años y no creo aguantar tanto. Mis amigas me quieren convencer de ir al cine con ellas, pero yo no quiero... ¿Por qué no pueden entender que estoy triste? Que me volví una chica triste que llora por las noches. ¿Lo que más me enoja? Pues es que hasta ahorita él no me ha buscado. Es decir, se fue de un momento a otro, sin decir ni mencionar absolutamente nada. ¿Qué, acaso no tiene nada de empatía? ¿Será que todo este tiempo mintió en eso de que me amaba? ¿Entonces por qué me pidió que fuera su novia en un inicio? ¿Por qué, estando en el parque, me habló por primera vez? Si de to...