tulipanes /cuento/ lo que quieras de mi
Todas las noches me la paso llorando por él. Es que, si todo marchaba tan bien, ¿por qué se acabó? Bien me lo decían todas mis amigas: que él no me valoraría. Pero eso no quita todo lo que siento por él. Alguna vez escuché que, para superar a alguien, lo lograrás restando la mitad del tiempo que estuviste con esa persona. Espero que eso no sea cierto, pues, de ser así, solo me faltarían unos cuatro años y no creo aguantar tanto. Mis amigas me quieren convencer de ir al cine con ellas, pero yo no quiero... ¿Por qué no pueden entender que estoy triste? Que me volví una chica triste que llora por las noches.
¿Lo que más me enoja? Pues es que hasta ahorita él no me ha buscado. Es decir, se fue de un momento a otro, sin decir ni mencionar absolutamente nada. ¿Qué, acaso no tiene nada de empatía? ¿Será que todo este tiempo mintió en eso de que me amaba? ¿Entonces por qué me pidió que fuera su novia en un inicio? ¿Por qué, estando en el parque, me habló por primera vez? Si de todos modos me iba a dejar... ahora solo quedan recuerdos y sus tulipanes blancos, esos con los que me pidió que fuera su novia.
Desde que iba en la preparatoria he creído que los hombres son unos cobardes, que solo te utilizan para algo en concreto y después se van. Aun así, tenía la posibilidad de que él fuera diferente. En el fondo crees que él es muy especial y que el amor todo lo puede. Vaya estupideces que nos meten cuando somos niños. A veces pienso en todo lo bueno de nuestra relación, pero a decir verdad fueron muy pocas cosas en todo este tiempo. Entonces, ¿por qué lo quería tanto si solo me daba puras migajas de amor? Nunca lo entenderé.
Hablando de él y de la situación: ayer le escribí una carta y después la quemé, pero no sirvió de nada, pues todavía lo extraño. Y además yo...
Voy caminando por la calle y todos los lugares me recuerdan a él, sí. Ese lugar de allá fue donde nos dimos nuestro primer beso, el más apasionado de todos. Y en ese kiosco de allá fue cuando, en diciembre, nos intercambiamos regalos. Yo le di un peluche porque sentía que a su cuarto le faltaba ese pequeño toque; él me dio unos tulipanes blancos y una carta con muchos poemas que él escribía cuando no nos veíamos, "signo" de lo mucho que me pensaba en todo el día.
En aquel lugar, lo recuerdo muy bien, porque allí nos tomamos algunas fotos. Mis amigas me recomiendan que las tire, pero no puedo hacerlo. Admito que me falta valentía, pero de verdad que no puedo. De hecho, aún conservo su poemario que me regaló en Navidad. Lo abro y lo leo una y otra vez. Sé que eso no hace que esté de nuevo junto a mi cama... pero al menos puedo, a través de las letras, pensarlo una y otra vez.
Sigo caminando por la calle, ahora de noche, y pasa algo inusual: veo uno de mis sueños que pasa enfrente de mí. Es grande y colorido. Es un sueño que tuve cuando era niña: era mi sueño de ser astronauta y navegar en el espacio. No solo puedo ver los míos, sino también los de los demás. Hay algunos que están raros, unos dan miedo y otros los veo totalmente tristes. Bien dicen que, por las noches, los sueños están despiertos. Por eso me gusta la noche. A veces, cuando no lloro y por un momento dejo de pensar en él... dibujo con mis colores acuarela. Me gusta hacerlo muy seguido, solo por las noches, porque solo en ese momento mis dibujos también cobran vida.
Casi siempre dibujo mariposas, escarabajos y un corazón enorme. Cuando mis dibujos se despegan, veo cómo interactúan con el mundo. Dibujo un corazón y, cuando está afuera, veo cómo late cada vez más deprisa. ¿Podré dibujar un futuro con él? No, él ya se ha ido... nunca más volverá.
Mi cama cada día siente su ausencia y yo aquí, dibujando, mientras mis lágrimas se derraman poco a poco sobre el papel. Adentro los dibujos cobran vida y afuera los suyos juegan. ¿Por qué no puedo ser como ellos?
Como se me acabó mi papel y quiero seguir dibujando, hago a un lado todas mis cosas para poder despejar la pared. Afortunadamente esta es blanca, así que ahora tengo mucho espacio para pintar. Solo sigo la línea hacia donde me lleva. Mis ojos están pesados y a veces quieren cerrarse, pero combino colores y hago combinaciones muy poco comunes. Es algo que me gusta.
Después de casi dos horas, miro el dibujo en su completitud. Sé que lo he dibujado a él. Ahí está, parado, con su saco negro y agarrando en la mano unos tulipanes. Me siento angustiada, pero sigo dibujando hasta que definitivamente ya no puedo más, y acompañada con los sueños y las mariposas aleteando, me quedo dormida profundamente.
Al día siguiente me despierto y quiero llorar al verlo a él pintado en mi pared. Los tulipanes estaban marchitados y él se ve tan feliz que me enoja. Me siento frustrada y con dolor... un dolor que es difícil de explicar, porque se siente como una punzada en el corazón y no se me quita por nada. A veces hasta te cuesta trabajo respirar, pero sabes que no estás enferma, que el dolor está dentro de ti.
Abrazo la pared, lo abrazo a él. Siento que está conmigo. La pared poco a poco empieza a temblar y parece que el dibujo se quiere despegar. Siento cómo se desprende y se queda en mi piel. Sé que en verdad es él, siento su calor y su perfume. De nuevo está aquí conmigo.
—Nunca te vayas —le digo—. Por favor, no lo hagas.
Él no me responde, solo me queda viendo fijamente, como diciéndome que no lo hará más. Pero en el fondo sé que nunca lo perdí, porque no puedes perder algo que nunca te perteneció. Duele aceptar que, en realidad, somos fantasmas.
Por eso me la paso llorando por las noches, solo por las noches, porque me quedo acompañada de ese astronauta que navega de un lado a otro; aquella que es capaz de viajar por otros planetas y por otros sueños. Lloro por todo lo que nunca fue. Tenía tantas cosas y planes contigo que nunca logré alcanzar. A veces te sueño con otra persona, sonriendo y siendo abrazado por alguien más, pues todo me recuerda a ti.
En una esquina, un sueño extraño está arrodillado y me mira como no comprendiendo qué es lo que me pasa. Quiero abrazarlo, pero no puedo, pues es un simple sueño. Además, alguna vez lo toqué y me metí en él... y me fui a otro mundo completamente diferente al mío. El sueño me mira, como mirando a una chica que llora por las noches y que conoce perfectamente a la tristeza.
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