ME DOLÍAS BONITO... SIEMPRE BONITO (Uriel Rodz) poesía.
ME DOLÍAS BONITO... SIEMPRE BONITO
Eras extraña como un eclipse
que en su timidez se esconde del sol,
que apareces y desapareces
prometiendo un efímero retorno.
No solo eras extraña,
también tu sentido del humor te delataba,
pero era algo que solo yo entendía.
Y a pesar de los miles de kilómetros de distancia,
te sentí tan cerca de mí
que incluso podía escuchar tus latidos de amor y ansiedad.
Eras el epítome de las nutrias,
tan cerca pero tan lejos como una galaxia.
Yo aprendía y desaprendía de ti.
Qué bonito me dolías,
qué bonitos tus mensajes que dolían... pero bonito,
qué bonito te perdías por horas,
qué bonito tu razonamiento de la vida,
qué bonito tu traje de sirvienta en el espejo.
Tenías fetiches raros,
de esos que uno no confiesa,
pero que en ti eran poesía.
En ti se veían versos extraños,
de esos que nadie admite escribir:
raros, llamados extraños.
Tu acento era música para mi corazón,
que con un paro cardíaco me decías
una y otra vez que la locura vendría
siempre y cuando no estuviera en tu vida.
¿Acaso ya eras profeta?
—No.
Nadie puede ver más allá de lo normal.
Pues si lo hubieras sabido desde un inicio,
quizá nunca me hubieras iniciado con este dolor bonito.
Qué bonito me dolías,
qué bonito tus silencios a lo largo del día,
que dolían, pero bonito.
Qué bonito tus palabras mal organizadas,
que dolían, pero bonito.
Qué bonito tu amor que dolía...
pero siempre bonito.
Comentarios
Publicar un comentario